Noche sin luna
La noche no tiene luna
Sobre las aguas del rio.
Corren las sombras calladas
Con el aire del estío.
Y entonces te vi llegar,
Y el aire de ti traía
aromas de rosas nuevas,
de rosas y no de espinas
Me acariciaste y el tiempo
fue una torcaz que partía,
el fuego ardió entre mis manos
alimentando la vida.
Sentí tus besos ardientes,
junté tu boca a la mía,
y yo te mordí los labios
al curvarte cual espiga
Y bebí todas tus ansias,
y me perdí en desvaríos.
¡Hay luna para que quiero
que me mires desde el rio!