Cuentos, Pinturas y dibujos, Poemas,Obras de teatro, Fotos, Otros

EL PAYADOR

Ayer fue el día del payador. Un ser de los que quedan pocos. Algo parecido a los raperos de hoy. Un contrapunto entre aquellos que se sentían hábiles para improvisar rimas que les servía para enfrentarse entre ellos y demostrar quien tenía más capacidad. A veces era una manera de buscar un enfrentamiento más agresivo. Al gaucho nunca le faltaba un apero, un facón y una guitarra. Dos obras literarias, de fuste, nos lo recuerdan. Por un lado el Santos Vega que, metafóricamente, enfrenta al pasado con el futuro en una payada, y por otro, la Biblia Criolla, el Martín Fierro, en donde su autor, José Hernández, muestra como un gaucho manso es llevado por las circunstancias, comunes en esa época, a transformarse en un individuo pendenciero, cargado de rencores.
Aquí van fragmentos de ambos. Posiblemente, no digo los más grandes, pero si los más representativos de una época que pasó. O tal vez no pasó sino que fue cambiando de ámbito y de características. El ser humano es siempre el mismo.
Este dibujo pertenece a Juan Carlos Castagnino, uno de los grandes artistas argentinos, y corresponde a una serie de dibujos que realizó para ilustrar una edición popular del Martín Fierro.

   MARTÍN FIERRO

Aquí me pongo a cantar
Al compás de la vigüela
Que al hombre que lo desvela
Una pena extraordinaria
Como el ave solitaria
Con el cantar se consuela.

"..Soy gaucho entiéndanlo
como mi lengua lo explica:
para mí la tierra es chica
y pudiera ser mayor 
ni la víbora me pica
ni quema mi frente el sol..."


"...yo soy toro en mi rodeo 
y torazo en rodeo ajeno;
siempre me tuve por güeno 
y si me quieren probar 
salgan otros a cantar
y veremos quien es menos.." 


                                José Hernández.                                
..........................................................................................

 SANTOS VEGA

  Cuando la tarde se inclina,
Sollozando al occidente,
Corre una sombra doliente
Sobre la pampa argentina.
Y cuando el sol ilumina,
Con luz brillante y serena
Del ancho campo la escena,
La melancólica sombra
Huye besando la alfombra
Con el afán de una pena

Cuentan los criollos del suelo
Que en tibia noche de luna
En solitaria laguna
Para la sombra su vuelo,
Y allí se ensancha y un velo
Va sobre el agua formando
Mientras se goza escuchando,
Con singular beneficio,
El incesante bullicio
Que hacen las aguas rodando.

Si la guitarra algún mozo
En el crucero del poso
Deja de intento colgada
Viene la sombra, callada,
Y al envolverla en su manto
Se oye el preludio de un canto
Entre las cuerdas dormidas,
Cuerdas que vibran heridas
como por gotas de llanto

Rafael Obligado.