UNA
HISTORIA DE AMOR
Cuando su madre quedó embarazada el padre hizo
las valijas y se fue sin decir adiós.
Juan Pedro se crió, pues, sin padre. Con una
madre y dos hermanastras que le enseñaron todo lo que pudieron.
Su madre, desengañada de los hombres nunca más
volvió a formar pareja, ni siquiera esporádicamente. Fue así que Juan Pedro no
tuvo imagen masculina.
Esto le creó conflictos de relación. Era
totalmente retraído, tímido al extremo, hasta el punto tal en que todos se burlaban
de el.
Cuando llegó a la adolescencia estaba
totalmente desorientado hasta que, por casualidad, dio con un grupo de jóvenes
religiosos que lo apuntalaron y le hicieron sentir que no estaba solo.
Por vez primera sintió que le importaba a
alguien.
Y fue así como entró en el noviciado hasta
ordenarse sacerdote.
Amó a dios por sobre todas las cosas.
No mencionó su nombre en vano.
Ni pensar en codiciar la mujer del prójimo.
No tuvo pensamientos ni actitudes impuras.
No robó ni mató.
Pero por sobre todas las cosas amó a su prójimo
como a sí mismo.
Por eso ahora no podía entender por qué lo
estaban juzgando por pederasta.